Mujer que quedó ciega tras arrancarse los ojos reveló por qué lo hizo
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Kaylee Muthart, de actualmente 25 años, reveló las razones detrás de su automutilación en 2018, cuando en un ataque psicótico se arrancó los ojos frente a una iglesia ante el espanto de todos y quedando ciega para siempre.
Kaylee reveló a The Sun que en su vida ha pasado por difíciles procesos producto de un trastorno mental no diagnosticado y de su adicción a las drogas.
Su vida se derrumbó
Dejó la escuela a los 17 años de edad, luego de que sus perfectas calificaciones bajaran drásticamente por sus largas horas de trabajo.
Aunque volvió a los estudios y comenzó a estudiar biología marina, comenzó a los 19 años a experimentar con drogas, en las que mezclaba marihuana con cocaína o metanfetamina y que la hacían sentir "particularmente cerca de Dios".
Luego, su vida se derrumbó: "No tenía trabajo y mi relación con mi novio de dos años comenzó a deteriorarse. Para sobrellevarlo, seguí fumando marihuana y bebiendo alcohol y comencé a tomar Xanax recreativamente".
"Al borde de nuestra ruptura, tuve un colapso mental. Meses después, en febrero de 2018, me diagnosticaron trastorno bipolar. Tenía sentido, ya que cuando me sentía feliz, me sentía súper feliz, y cuando me sentía deprimida, me sentía profundamente deprimida. La turbulencia me dejó especialmente susceptible al abuso de drogas, me dijeron mis médicos más tarde)", contó.
El día en que se arrancó los ojos
Antes de arrancarse los ojos, la joven de entonces 20 años quiso buscar ese "subidón" con drogas una vez más:
"Estaba alucinando, así que mis recuerdos son borrosos. Recuerdo haber pensado que alguien tenía que sacrificar algo importante para enderezar el mundo, y esa persona era yo. Pensé que todo terminaría abruptamente y que todos morirían si no me arrancaba los ojos de inmediato".
Ella agregó: "Empujé mi pulgar, puntero y dedo medio en cada ojo. Agarré cada globo ocular, giré y tiré hasta que cada ojo salió de la cuenca, se sintió como una lucha masiva, lo más difícil que tuve que hacer. Como ya no podía ver, no sé si había sangre. Pero sé que las drogas adormecieron el dolor".
Kaylee hizo todo esto frente a una iglesia. Los fieles salieron corriendo aterrorizados. Un pastor dijo que la vio apretando sus propios globos oculares en sus manos mientras todavía estaban pegados a su cabeza.
"Estoy bastante segura de que habría tratado de arañar mi cerebro si un pastor no me hubiera escuchado gritar: '¡Quiero ver la luz!', lo que no recuerdo haber dicho, y me contuvo", explicó Kaylee.
Luego de pasar una semana en recuperación, fue trasladada a un centro psiquiátrico. Sufrió fuertes dolores de cabeza detrás de las cuencas de los ojos por cerca de un mes, pero se negó a tomar analgésicos fuertes porque quería dejar las drogas.
En 2020, la joven finalmente recibió protesis oculares. Y aunque quedó ciega, ha enfrentado su adicción a las drogas y su discapacidad: "He aprendido una cantidad bastante decente de [código] braille y puedo cocinar, usar una estufa, lavar ropa, hacer mi cama y cuidar a mis mascotas", dijo en People entonces.